Te conocí
ya había anochecido
tu alma despertó sensaciones en mi
tus palabras agitaron mis pensamientos.
Tu espíritu dulce y libertino
luchando contra el venenoso oxígeno.
Fuiste la canica que hizo caer al despistado.
Tu repetías:
"Lucha, vive, sueña, pero ante todo, siente..."
Sí sentí, sentí la vida abofetear mis mejillas.
No existen emociones eternas
ni sueños imperturbables
tan solo dos piernas, dos ojos, dos oídos, un cuerpo y una vida...
-¡Corre! Siente tu corazón palpitar,
la falta de aire en tu garganta,
siente el golpe cuando caigas.
¿No es acaso la prueba de que sigues vivo?
A.Y